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  • Foto del escritorIsabel Haces

La ironía de ser papás

El otro día estaba en casa de mis papás. Me vine con los niños unos días. Estábamos platicando entre juguetes, platos de papilla, y gritos de mi hijo. Y les dije “Hoy estoy particularmente cansada”. A lo que mi papá me contestó: “Así es hija. Ser papá es muy cansado. De hecho, hay algunas personas que de plano no quieren ser papás”. De inmediato, y sin juzgar la decisión de nadie, salió de mi boca decir: “Pues de lo que se pierden”.

Yo solita me reí de la escena. Primero estaba agobiada, cansada, y harta, pero segundos después estaba diciendo eso.

Y es que de eso quiero escribir el día de hoy: de la ironía de ser padres.

Cuantas veces cuando vemos a una futura mamá le decimos frases como “Te cambia la vida”, “Nunca volverás a dormir igual”, “Cuidado con los terribles dos”, “Ojalá te vaya bien porque es una verdadera friega”, y terminamos diciendo “Pero es lo mejor que te va a pasar en la vida”.

Que chistosos somos los seres humanos. Pero así es la maternidad. Si realmente fuera tan malo, ya nos habríamos extinto desde hace mucho. Pero ahí estamos, siendo papás y algunas veces, más de una vez. Si realmente fuera una tortura, no veríamos una y otra vez las fotos que les tomamos durante el día cuando se van a la cama.

Ser papá si que te cambia la vida. Y todas esas frases con las cuales asustamos a las futuras mamás son ciertas. Pero también es muy cierto que ser mamá es acto de generosidad y de amor más grande del mundo. Realmente dejas de pensar en ti para pensar en alguien más. Dejas de ser egoísta. Ser mamá SI es lo mejor que me ha pasado en la vida.

El otro día leía un artículo que hablaba de que no son los hijos lo que cansan. Lo que cansa es criar en un ambiente de estrés, en un ambiente sin una rutina establecida, sin acuerdos y sin un apoyo. Cuando logramos llevar el día con armonía, con aceptación y con tolerancia, y si es posible con alguien que te acompañe en el camino (obviamente el papá, los abuelos, amigas, vecinas o una ayudante de tu confianza) es muchísimo más llevadero. No se hace eterno. No se vuelve una mera supervivencia. Cuando se logra eso realmente aprendemos a disfrutar a los hijos sin estarnos quejando cada 5 minutos de lo demandantes que son. Simplemente entendemos que las demandas de ellos nunca terminan y podremos tener la inteligencia de cómo afrontarlas.

Mis hijos me han sacado literal canas y ojeras. Mis hijos me han hecho perder la paciencia. Me han quitado tiempo que antes tenía para mi sola. Sin embargo, me han dado satisfacciones tan grandes que superan cualquier cosa. Verlos crecer felices y sanos es el espectáculo más hermoso que mis ojos ojerosos hayan visto, y escucharlos reír es música para mis oídos. Realmente encuentro mucha satisfacción en ser madre, y sí, si se vale quejarse, sí se vale estar cansada, pero todas las mamás sabemos que sin duda tenerlos ha sido la mejor decisión de nuestra existencia.


La Crayola Blanca

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